¡No me tengo en pie! He llegado tan cansada, tan hambrienta, y con tantas ganas de darme una ducha, que me ha costado escoger qué necesidad satisfacer primero, pero dentro de mi orden caótico creo que estoy en proceso.
Como ya escribí en la entrada anterior, la experiencia de Berlin ha sido estupenda. Si he de ser sincera, hasta hace bien poco no sentía la necesidad de visitar esta ciudad, al menos no de forma inmediata. Pero los acontecimientos se han dado así, en mitad de mi Erasmus y en pleno invierno. ¡Creo que nunca había sentido tanto frio! Sin embargo lo aguanté bastante bien y no me quedé encerrada en el albergue penando por el tiempo (que por cierto, el X-berger resultó ser un buen lugar donde pernoctar). Nuestra misión allí consistía en caminar, y eso hicimos. Supongo que por eso no he podido quitarme de la cabeza esa canción de Nancy Sinatra, "These boots are made for walking"...
El primer día nos encontramos con una bonita nevada, que aprovechamos para repartir unos cuantos bolazos, algunos incluso para hacer ángeles en la nieve. Pasamos la primera noche tomando unas cervezas en un local llamado Madame Claude, que no estaba mal y cuya música era bastante variada. Resultó divertido tratar de adivinar qué canciones sonaban a modo de concurso (por lo visto es una costumbre que tienen, la de hacer esas competiciones).
A la mañana siguiente, con calma nos dirigimos al Starbucks que se encuentra al lado de la puerta de Brandenburgo para realizar el Free Tour que allí se ofrece. El paseo de casi 4 horas fue muy interesante, y visitamos los puntos más emblemáticos del centro de Berlin, como el Reichstag, la iglesias gemelas, la universidad Humboldt, la catedral... La única pega fue el tiempo, ya que entre la nieve y los fuertes vientos muchos sufrimos lo nuestro. Tuvimos que reposar un rato a la tarde para después dar una vuelta e ir a cenar. Me sorprendieron gratamente los precios, ya que después de haberme acostumbrado a un robo a mano armada aquí en Londres, pude ponerme las botas en Berlin. Posteriormente, nos metimos en un club llamado Lux, que bien podría pasar desapercibido teniendo en cuenta su aspecto exterior. Probablemente una antigua nave restaurada, tenía un ambiente agradable entre los asientos que permitían hasta tumbarse, la música electrónica y las tenues luces (¡velas inclusive!).
El viernes comenzamos el día paseando a lo largo del famoso muro de Berlin por la East Side Gallery, frente a la Ostbanhof, y nos volvimos locos sacando fotos a todos los dibujos, que estaban como nuevos ya que el año anterior se había conmemorado el vigésimo aniversario de la caída del muro. Más tarde fuimos hasta Breitscheidplatz, ya que por allí se encontraba la Kaiser Wilhem Church, una iglesia que se ha conservado en ruinas tras la Segunda Guerra Mundial. Cuando comenzó a anochecer, fuimos a Oraniensburger Straße para visitar la Kunsthaus Tacheles, un lugar impresionante al más estilo Okupa (de hecho deben de pretender desalojarlo, ya que en su interior se encontraban carteles que decían "Tacheles bleibt! Basta!"). No quedaba un recoveco de tan bohemio lugar sin verse impregnado por la afición a la escultura, la pintura y el graffiti. Ya bien entrada la noche tocó ir a cenar y después nos animamos a entrar en el Club Arena de Berlin, una vez más, una local probablemente reformado donde había sesión contínua música electrónica. Servidora aguantó hasta las 8:30 bailando sin parar hasta que no respondieron más las piernas, y tocó volver al albergue, aunque solo fuera para dormir un par de horas.
El último día fue algo más disperso, y personalmente lo dediqué a pasear en compañía de Lice, ya que pensé que ya tendré tiempo para dormir ahora que estoy en Londres. Nos pateamos la zona que se encuentra entre Hackescher Markt y Alexanderplatz, pasamos frio, hicimos patinaje (como el resto de los atrevidos viandantes), nos invitaron a café y nos reimos de escuchar las variadas historias que el resto de grupos habían vivido a lo largo del día. Nos despedimos de Berlin con un plan tranquilo, unas cervezas y un breve sueño para poder soportar la jornada de hoy.
Llegados a este punto, he llegado a unas cuantas conclusiones:
- Que si mi Erasmus hubiera sido en Alemania habría engordado. Mucho.
- Que mi mediocre alemán no es tan malo después de todo.
- Que el pelo liso no me queda tan mal.
- Que se me da bien abrir puertas.
- Que como chicarrona del norte que soy, aguanto el frío más de lo que pensaba.
- Que soy superdotada Do Re Mi, xD
- Que soy capaz de adaptarme a cualquier ambiente nocturno y disfrutarlo, y que puedo no dejar de bailar hasta bien entrado el momento del "mañaneo" xD
- Que tienen razón cuando me dicen que no se explica cómo puedo tener tanta energía por las mañanas después de no dormir NADA.
- Que "These boots are made for walking"...
- ¡Que Berlin mola mucho y hay que volver!
:)