Ayer fuimos al Globe a ver representada Henry VIII. La verdad es que a pesar de las dificultades para entender el inglés y las TRES HORAS de pie (somos unos burros), disfruté mucho de la obra, porque fue representada de un modo muy dinámico e inteligible, con los actores mezclándose en el público y los pequeños toques de humor. Además que la historia es más o menos conocida: la obra se basa en el famoso momento en el que Henry decide divorciarse de su esposa Catalina de Aragón para quedarse entonces con Ana Bolena. El público también es testigo de las caídas de algunas grandes figuras, como el duque de Buckingham o el cardenal Wosley. En todo este proceso, Catalina de Aragón se convierte en la heroína, siempre fiel a sus convicciones y digna (hasta el punto de conmover) a pesar de tener siempre presente (como concluimos algunos) el fantasma del hijo varón sano que nunca pudo darle al rey. La obra termina con la bienvenida al mundo a Isabel I.
Después de acabar con las piernas hechas polvo, nos fuimos en de fiesta en una noche ciertamente extraña, en la que no faltaron incidentes... Entre ellos, ¡la pérdida de mi swipe card y mi oyster! Menos mal que esta próxima semana no tengo examen alguno, si no sí que hubiera supuesto un gran problema... ¡Aunque ahora tengo que esperar hasta el lunes para conseguir la dichosa tarjetita!
Este fin de semana será de relax. A ver si es posible salir al sol y aprovechar el calor que estos días nos ofrece Londres.
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