27 abr 2010

So much to see...


¡Ya me encuentro back en London! Y la verdad es que bastante contenta, echando de menos mi casita y mi entorno ya que me había acostumbrado (con una semana extra gracias a "mi amigo", que está que arrrde xD), pero con el buen tiempo las penas se van y las ganas de hacer cosas vienen rápido. También toca estudiar, pero creo que esta vez no voy a permitir que eso empañe esta recta final de mi Erasmus. Voy a adoptar esa filosofía que dice "¡este año dejo de estudiar y me pongo a beber en serio!". Obviamente es una broma, ¿pero a que suena bien?

Tras un sábado de reencuentros, birras y algunas risas, el domingo Lice y yo nos animamos a ir al (perdón por la expresión) culo del mundo, por donde queda Crystal Palace, un barrio que recibe el nombre de un palacio que hubo allí en su día. Un lugar muy bonito por cierto, en el que nada más bajar del bus número 3 se oían los ruidos de las barracas de un recinto ferial; no podía faltar el carrusel, por supuesto, y es posible que un poco, tan solo un poco, se me iluminase la mirada. ¡No puedo evitarlo cada vez que veo un carrusel! Comimos en un restaurante chino donde la comida era abundante y barata (y no estaba mala, claro), y posteriormente fuimos al parque para pasear en compañía de los restos de dicho palacio. Pronto dimos con varias entradas gobernadas por esfinges, y unas escaleras cuya bajada te hace sentir como una princesa (Anastasia para ser más exactos, ¿no Ainara?). A sus pies se extendía una vasta parte de Londres, y más allá las colinas verdes. No esperaba ver un lugar así en Londres, con esas vistas que me recordaron a las vistas de París desde el Sacre Coeur. Tal vez no tan bonitas las de Londres, pero igual de impresionantes. Otra remembranza de París: también existe en Crystal Palace una torre de comunicaciones inspirada en la Torre Eiffel.

En el paseo que nos iba guiando poco a poco a un Jurassic Park muy particular (nuestro objetivo de aquel día), también había un pequeño escenario que tenía enfrente un estanque repleto de nenúfares (bonitos conciertos se podrían hacer allí, y ninguno taparía la vista del otro, a no ser que no le importase darse un chapuzón...), ¡y un laberinto que costó dominar! Había muchas zonas verdes en las que las familias, y en especial los niños, se lo estaban pasando "teta". Una niña hasta se animó a tirarse de una pequeña pendiente haciéndose la croqueta, lo que provocó un poco de envidia en nosotras, ¿o no? Nosotras nos conformamos con correr a lo loco, cosa que supo muy bien. Después de una parada para comer un heladito, llegamos a la meta: un pequeño parque dominado por reproducciones de dinosaurios de la época victoriana, por lo visto fue uno de los primeros intentos por reproducir dichas criaturas.

El tiempo acompañó bastante, pero a la vuelta empezó a chispear. Así que antes de volver a la residencia, nos metimos en un pub a tomar unas cervezas y descansar un poco (¡a lo tonto habíamos hecho un buen recorrido a pata!). El pub también era muy chulo, con un diseño bastante peculiar, estanterías repletas de libros y juegos de mesa por doquier. De vuelta a la residencia, nos encontramos con un nuevo plan: corderito y tortilla de patata para cenar, acompañado de... Más cerveza, ¡cómo no! La verdad es que servidora se puso las botas bien puestas, ¡porque cosas como esa no se pueden desaprovechar! El problema fue coger sueño luego, porque desde ayer ya toca distribuir el tiempo de una forma más ordenada.

¡Veremos si el tiempo sigue acompañando y salen más días como ese! :)

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