De todas formas, he de decir que aquella cancelación de mi vuelo, y sus momentos posteriores, fueron algo así como una epifanía. Me gusta Londres, me encanta, pero no estoy preparada para enfrentarme a él, ella, lo que sea. Estos primeros tres meses han sido un reto, de momento no superado, así que supongo que tengo que seguir adelante con ello con el mayor ánimo posible, y con la esperanza de que todo saldrá bien, y de que volveré a casa, y tendré varios fuertes motivos por los que volver (como los tengo ahora) y varios motivos por los que esperar paciente.
Sé que a pesar de la angustia que siento en este momento por volver a tierras extrañas, tengo aún mucho pendiente por allí. Supongo que sufrir un poquito también forma parte de esta aventura.
4 días y de vuelta...
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