31 ene 2010

Auf wiedersehen, Berlin ^.^


¡No me tengo en pie! He llegado tan cansada, tan hambrienta, y con tantas ganas de darme una ducha, que me ha costado escoger qué necesidad satisfacer primero, pero dentro de mi orden caótico creo que estoy en proceso.

Como ya escribí en la entrada anterior, la experiencia de Berlin ha sido estupenda. Si he de ser sincera, hasta hace bien poco no sentía la necesidad de visitar esta ciudad, al menos no de forma inmediata. Pero los acontecimientos se han dado así, en mitad de mi Erasmus y en pleno invierno. ¡Creo que nunca había sentido tanto frio! Sin embargo lo aguanté bastante bien y no me quedé encerrada en el albergue penando por el tiempo (que por cierto, el X-berger resultó ser un buen lugar donde pernoctar). Nuestra misión allí consistía en caminar, y eso hicimos. Supongo que por eso no he podido quitarme de la cabeza esa canción de Nancy Sinatra, "These boots are made for walking"...

El primer día nos encontramos con una bonita nevada, que aprovechamos para repartir unos cuantos bolazos, algunos incluso para hacer ángeles en la nieve. Pasamos la primera noche tomando unas cervezas en un local llamado Madame Claude, que no estaba mal y cuya música era bastante variada. Resultó divertido tratar de adivinar qué canciones sonaban a modo de concurso (por lo visto es una costumbre que tienen, la de hacer esas competiciones).

A la mañana siguiente, con calma nos dirigimos al Starbucks que se encuentra al lado de la puerta de Brandenburgo para realizar el Free Tour que allí se ofrece. El paseo de casi 4 horas fue muy interesante, y visitamos los puntos más emblemáticos del centro de Berlin, como el Reichstag, la iglesias gemelas, la universidad Humboldt, la catedral... La única pega fue el tiempo, ya que entre la nieve y los fuertes vientos muchos sufrimos lo nuestro. Tuvimos que reposar un rato a la tarde para después dar una vuelta e ir a cenar. Me sorprendieron gratamente los precios, ya que después de haberme acostumbrado a un robo a mano armada aquí en Londres, pude ponerme las botas en Berlin. Posteriormente, nos metimos en un club llamado Lux, que bien podría pasar desapercibido teniendo en cuenta su aspecto exterior. Probablemente una antigua nave restaurada, tenía un ambiente agradable entre los asientos que permitían hasta tumbarse, la música electrónica y las tenues luces (¡velas inclusive!).

El viernes comenzamos el día paseando a lo largo del famoso muro de Berlin por la East Side Gallery, frente a la Ostbanhof, y nos volvimos locos sacando fotos a todos los dibujos, que estaban como nuevos ya que el año anterior se había conmemorado el vigésimo aniversario de la caída del muro. Más tarde fuimos hasta Breitscheidplatz, ya que por allí se encontraba la Kaiser Wilhem Church, una iglesia que se ha conservado en ruinas tras la Segunda Guerra Mundial. Cuando comenzó a anochecer, fuimos a Oraniensburger Straße para visitar la Kunsthaus Tacheles, un lugar impresionante al más estilo Okupa (de hecho deben de pretender desalojarlo, ya que en su interior se encontraban carteles que decían "Tacheles bleibt! Basta!"). No quedaba un recoveco de tan bohemio lugar sin verse impregnado por la afición a la escultura, la pintura y el graffiti. Ya bien entrada la noche tocó ir a cenar y después nos animamos a entrar en el Club Arena de Berlin, una vez más, una local probablemente reformado donde había sesión contínua música electrónica. Servidora aguantó hasta las 8:30 bailando sin parar hasta que no respondieron más las piernas, y tocó volver al albergue, aunque solo fuera para dormir un par de horas.

El último día fue algo más disperso, y personalmente lo dediqué a pasear en compañía de Lice, ya que pensé que ya tendré tiempo para dormir ahora que estoy en Londres. Nos pateamos la zona que se encuentra entre Hackescher Markt y Alexanderplatz, pasamos frio, hicimos patinaje (como el resto de los atrevidos viandantes), nos invitaron a café y nos reimos de escuchar las variadas historias que el resto de grupos habían vivido a lo largo del día. Nos despedimos de Berlin con un plan tranquilo, unas cervezas y un breve sueño para poder soportar la jornada de hoy.

Llegados a este punto, he llegado a unas cuantas conclusiones:

- Que si mi Erasmus hubiera sido en Alemania habría engordado. Mucho.
- Que mi mediocre alemán no es tan malo después de todo.
- Que el pelo liso no me queda tan mal.
- Que se me da bien abrir puertas.
- Que como chicarrona del norte que soy, aguanto el frío más de lo que pensaba.
- Que soy superdotada Do Re Mi, xD
- Que soy capaz de adaptarme a cualquier ambiente nocturno y disfrutarlo, y que puedo no dejar de bailar hasta bien entrado el momento del "mañaneo" xD
- Que tienen razón cuando me dicen que no se explica cómo puedo tener tanta energía por las mañanas después de no dormir NADA.
- Que "These boots are made for walking"...
- ¡Que Berlin mola mucho y hay que volver!


:)


30 ene 2010

Desde Berlin

He pensado que en un futuro me har'a ilusi'on leer esta entrada que aunque breve, fue escrita desde Berlin. Mi intenci'on es extenderla en cuanto pise tierras inglesas; de momento lo resumo todo con un "Es ist zu kalt!" y un "Wunderwar!". Al fin y al cabo, solo unos locos como los que nos hemos juntado podr'ian exprimir al m'aximo una experiencia as'i en unas fechas tan... Inapropiadas, por as'i decirlo!

A'un no me he ido, pero ya tengo claro que HAY QUE VOLVER!

Küss!! :)

23 ene 2010

Intimidades en voz alta




Cuando me voy de tu lado, mis pasos
son como los del prisionero a quien llevan al suplicio.
Al ir a ti, corro como la luna llena
cuando atraviesa los confines del cielo.
Pero al partir de ti, lo hago con la morosidad
con que se mueven las altas estrellas fijas.

Sobre las señales del amor
Ibn Hazm de Córdoba (994-1063)
El collar de la paloma


No es novedad, pero me gustaría comunicar el hecho de que estoy enamorada. Es un estado tan confuso, tan fastidioso, tan placentero, que creo siempre fascina. Siento decepcionar si digo que el objeto de mi amor no es un chico inglés, puesto que sería como colocar un broche de oro en este espacio. Me consta que muchos filólogos y traductores encuentran su media naranja en tierras extranjeras, tal vez en parte movidos por esa devoción incondicional por su materia. Pero a mí ni falta me hace, soy feliz.

Aquel por el que suspiro se encuentra hoy un tanto lejos, lejos de mis abrazos y de mis besos, pero mi mente está segura de lo que el corazón le dicta, y no existe contradicción. Es una de esas cosas que no ves venir y que "arruina" tus planes, presentándote otros. Yo asumo con gusto los nuevos, y espero con calma el volver a sentirme en su piel, como quien se regocija mientras su mente reproduce las escenas más bellas de una historia, más dulce si cabe al ser real.



Milesker ahantzi nahi ez izango ditudan momentuengatik. Maite zaitut.



19 ene 2010

Back in uni, back with plans...

Después de haber dejado escurrirse el tiempo de una semana por este blog vuelvo a escribir. La verdad es que aún no he superado el ataque de nostalgia éste que me invade, pero lo estoy llevando lo mejor que puedo. Lo cierto es las jornadas dedicadas a las rebajas ayudaron, ya que no se dieron mal, y di con algún que otro artículo más que interesante para llevarme al ropero. Tal vez pensé que encontraría algo más y que me metería en alguna tienda un poco más exclusiva de lo normal, qué sé yo. Lo cierto es que acabé en las de siempre, pero quedé satisfecha.

Los reencuentros con la gente y las caras nuevas han sido constantes hasta el momento, cosa que también considero buena. Al fin y al cabo, los amigos nunca están de más en esta aventura. Ayer, con motivo del primer encuentro de la sociedad Erasmus del año, acabamos en el Cellar Door, un local bastante peculiar, pequeño, de luces cambiantes (y algo mareantes, también) con tintes de cabaret, y que, por lo visto, también incluye shows the drag queens a partir de ciertas horas. Una lástima habérmelo perdido, ya que me fui antes, pero la descripción posterior de Pablo fue suficiente para entender que tampoco me perdí gran cosa.

El comienzo de las clases ha tenido también su chispa. Nuevos profesores, nuevas asignaturas (aunque pocas). Me encuentro, otra vez, más que perdida en The Medieval Book, con un profesor cuya sabiduría no pongo en duda, pero que cuyas pausas y "puentes vocálicos" entre palabra y palabra me llegan a poner un tanto nerviosa. Después, por fin una asignatura que realmente despierta mi interés, que es Advanced Topics in Applied Linguistics. No es que le haga ascos a la literatura, al contrario, me gusta leer, y me gusta hablar de las lecturas, lo que ya no me gusta tanto son los exámenes al respecto. La lingüística me tira mucho más.

La "entrada triunfal" de la profesora de este módulo no tuvo desperdicio. Ya no sólo llegó 15 minutos tarde a la primera clase, si no que no trajo consigo su swipe card para tener acceso al aula y no se le ocurrió otra cosa que pedir a algún alumno que pasase la suya (creo que no es difícil deducir que la tarjeta de un alumno no tiene autorización para abrir un aula en una universidad, vamos, creo yo). En vista del poco éxito, decidió volver a por su tarjeta, y cuando por fin volvió, no acertaba a pasarla por la banda magnética. Ahí es donde yo ya no pude contener la risa, menos mal que me di la vuelta. Sucesos como éste aparte, parece una buena mujer; al menos no me puso pegas a causa de mi coincidencia de horarios con la antes mencionada The Medieval Book (por cierto, para las pocas asignaturas que tengo este curso, me resulta increible que dos me coincidan, ¡qué frustración!).

La agenda no está vacía, no. Boat party mañana, Berlin en cosa de una semana, finde en Stratford-Upon-Avon pronto... Veremos cómo va la cosa.

XXX

12 ene 2010

Alba's back in town.

El tiempo no se apiadó de mí y despejó los cielos en el aeropuerto de Loiu, así que ya estoy de vuelta en Londres. Lo más extraño de haber vuelto es, de hecho, no sentirme extraña aquí. Es como si las fiestas navideñas hubiesen supuesto un pequeño sueño, de esos placenteros que lamentablemente duran poco, y al despertar he vuelto a encontrar mi rutina aquí, a veces tan llena, y a veces tan vacía.
Lo más duro, desde luego, son esos momentos en los que te hallas en la puerta de embarque, sola y sabiendo que aún estás en casa, pero que en breves minutos estarás sobrevolando el mar, cada vez más lejos de ella. Cuando en el avión ya empiezas a escuchar las primeras palabras en inglés desde hacía unas semanas, la mente lo empieza a asumir. En la cola, dos niñas pequeñas que estaban acompañadas por lo que parecía una niñera, hablaban un quasi-perfecto castellano dejando entrever su acento inglés. Una de ellas quería "colear" las hojas de una libreta que tenía, la mayor, con un poco de mala sangre, no la dejaba de chinchar. Otras personas, en cambio, hablaban por el móvil en inglés anunciando su partida, aunque hacían también evidente su lengua madre. El viaje no tuvo ninguna complicación, y llegamos antes de tiempo a nuestro destino. Los alrededores de Heathrow se veían un tanto nevados, aunque la nieve parecía haberse posado hacía ya unas horas. Tras un largo viaje en metro, llegué por fin a la residencia, con ganas de quitarme el abrigo y echarme en la cama, sin pensar en hacer nada más.

La vuelta no ha sido tan traumática como lo hubiera imaginado en un principio, aunque tampoco he tenido mucho tiempo para meditar, que digamos. Como primer día, el de ayer estuvo más que saturado. A la mañana, dos alarmas de incendios en la universidad, prisas por entregar un trabajo (o un churro de trabajo, habrá que ver), por devolver libros a la biblioteca, por realizar cambios en cuanto a módulos... Y cuando ya pensaba que el día había acabado a eso de las 5 de la tarde (y sí, sé que en teoría queda mucho día aún a las 5, pero ésto es Londres) y me había apalancado por unos segundos en mi cama, recibí una llamada de Marta diciendome que Gemma estaba mala, que la acompañase al hospital. Afortunadamente St Thomas está muy cerca de aquí, pero nadie te quita las horas de espera en urgencias; y he allí que acabé el día. Lo cierto es que yo también podía haber aprovechado a que me atendiesen, ya que mi salud también anda flojilla. Mis ánimos no están precisamente en su punto más alto en estos momentos, y estas fechas invitan a coger un catarro, incluso una pneumonía, aún tengo el cuerpo cansado de mi vuelta, y un chichón en la cabeza (último recuerdo de tierras vascas).

Esperemos que me recupere pronto, y que aproveche estos días que tengo de pseudo-vacaciones, en los que me convendría descansar, y por qué no, ir un rato de rebajas.

(K)

6 ene 2010

Amaren besoetan

Bueno, hoy ya es el último día oficialmente navideño, y sí, lo he pasado en casita, gracias a que Nekane encontró un vuelo "barato" para volver el día 24. Ante esa experiencia, se me han quitado, y mucho, las ganas de volver a Londres. Evidentemente tengo que hacerlo, y supongo que esta reacción forma parte del apego que tengo por mi casa, y por las cosas que me esperaban aquí. Se pasará con el tiempo, espero...

De todas formas, he de decir que aquella cancelación de mi vuelo, y sus momentos posteriores, fueron algo así como una epifanía. Me gusta Londres, me encanta, pero no estoy preparada para enfrentarme a él, ella, lo que sea. Estos primeros tres meses han sido un reto, de momento no superado, así que supongo que tengo que seguir adelante con ello con el mayor ánimo posible, y con la esperanza de que todo saldrá bien, y de que volveré a casa, y tendré varios fuertes motivos por los que volver (como los tengo ahora) y varios motivos por los que esperar paciente.

Sé que a pesar de la angustia que siento en este momento por volver a tierras extrañas, tengo aún mucho pendiente por allí. Supongo que sufrir un poquito también forma parte de esta aventura.

4 días y de vuelta...