12 nov 2009

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Hoy me he despedido de una visita muy especial, y eso me ha provocado mi primera sumersión en la nostalgia desde que estoy en Londres. Cuando uno revive nuevamente (valga la redundancia) sensaciones que había dejado aparcadas en un letargo que creía casi mortal, no puede controlar las lágrimas furtivas. Lo intento. Pero cuesta.

Con ésto quiero decir que he vivido una semana intensa, cargada de momentos bonitos y nuevos descubrimientos en esta ciudad que más parece estar descubriéndome a mí que yo a ella. He paseado por enésima (pero como si fuera primera) vez desde Strand hasta Regent Street y he vuelto a visitar Camden. Me he perdido por las calles hasta llegar a Harrods, hasta he podido oler la Navidad aún lejana entre las primeras luces que se atreven a iluminar las calles. He paseado por St James' Park y Kensington Gardens en muy buena compañía y me he indignado al ver la noche tan temprana (aunque hasta eso ha tenido su encanto). He vuelto al Museo Británico y he visitado la London Tower. He empezado a sentir el frío y la lluvia de Londres calándome, pero también el calor de unos brazos más que acogedores.

Parece mentira que condense tanta sensación en tan pocas líneas, pero no escribo en este blog para explayarme con monólogos interiores. Sólo quería dejar constancia de la felicidad que siento en este momento, y del vacío que tarde o temprano espero volver a llenar.


XXX


P.D.: Gracias. A tí.


1 comentarios:

Unknown dijo...

Menos mal que ya solo falta un mes (y 5 días).

Pot!

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