31 mar 2010

Manifestaciones y adioses (I)

En todas partes se cuecen habas, hasta en el King's College London. Así que cuando asistí ayer a la manifestación en contra de los recortes departamentales y de personal en el King's College, la imagen se me hizo cuanto menos familiar. El caso es que las humanidades siempre han sido las mártires de la historia en tiempos inestables, y esta vez no iban a ser menos. Desconozco las consecuencias que estos recortes puedan tener en las ciencias, pero creo que algo sé de lo que pueda pasar con las letras; y para muestra, un botón. Para añadirle más dramatismo al asunto, en esta ocasión nos hemos visto cara a cara con un profesor que corre el riesgo de ser despedido, el loco incomprendido de David Ganz. Supongo que lo menos que se podía hacer era asistir al evento que se celebró ayer a la 1 a las puertas del Strand Campus, para apoyar a las víctimas de estas "masacres". El caso es que ayer, con mi trancazo del copón y mis pocas ganas de salir a la calle, estuve allí, con la cara pintanda de verde gracias a Hannah, sacando fotos y grabando vídeos. Si no grité "No cuts at King's" es porque mi garganta no me lo permitió.

Justo después empezó a llover. Teniendo en cuenta mi estado no era un gran acontecimiento que digamos, aunque es cierto que hemos tenido un tiempo atípico durante estos meses. Y tras ir y volver de la biblioteca a dejar unos libros, algunos valientes seguían ahí, a grito pelado: "They say cuts back? We say fight back!" (me gustó este grito en particular, jeje). Con anécdotas como ésta estoy por dar carpetazo a otro semestre más aquí en Londres, semestre que acaba mañana tras mi clase de italiano y la entrega del tercer y último essay (¡chúpate esa!).

25 mar 2010

No news, good news?


El tiempo pasa volando y sin mucha novedad por este blog... ¿Buena señal?

La verdad, es que a veces me paso por aquí con la sana intención de compartir más vivencias, pero no encuentro la palabra precisa, ni la anécdota adecuada. Así que tal vez debería limitarme a contar lo que he estado haciendo estos últimos días, para que no se queden en el olvido, al menos.

Pues tras una visita vino otra, con sus consecuentes paseos de aquí para allá, los ataques consumistas (es lo que tiene salir con tu prima y que te diga que quiere mirar tiendas) y la visita de rigor a Camden (ya dije que me encanta ese sitio). Me compré un tinte morado he hice algún que otro experimento sobre mi pelo, y la verdad, no estaría mal teñírmelo completamente de "plume", vamos, un morado tirando a oscuro. También me compré unas gafas a lo NERD que tarde o temprano acabaré sacando a la calle, al menos aquí en Londres. ESE es uno de los puntos buenos que tiene esta ciudad, y que creo que ya he comentado en alguna ocasión: da igual quien seas, lo extravagante que te consideres al vestir o al actuar; ¡SIEMPRE habrá alguien más extravagante que tú! Eso me invita a experimentar con las cosas; no me considero una persona muy atrevida, pero estoy aprendiendo a serlo.

El sábado 20 tuvimos paellada, en un intento de recrear el ambiente que hubo en el gran Cocido(s) Day (entiéndase el nombre como la forma de decir que el cocido no es el único que acabó cocido...). Tal vez este sábado no fue tan exitoso como aquel otro, pero las excusas para juntarnos un montón de personas y "hacer ruido" siempre son bienvenidas. Acabamos todos impregnados de un agradable olor a pescado y cerveza. Hacia la noche ya hubo unos cuantos desertores (servidora entre ellos), pero por lo visto la fiesta siguió hasta bien entrada la madrugada para muchos y tuvo cierto éxito. Espero, que con la mejora del tiempo y algo más de tiempo libre, me pueda yo apuntar a una juerga así.

Lo que lleva de semana, ha ido más o menos como imaginaba. Hay ocupaciones de las que encargarse, así que me he dedicado a trabajar un poco en los essays que me quedan por terminar (y lo que me queda...) y he ido a clase. El martes tuvimos en Journey Through Spain la visita de una escritora llamada Lala Isla, que publicó en el 2002 un libro de viajes llamado Londres, Pastel sin Receta. Aitziber (El Espejo Escrito)se tomó el lujo de copiar las frases que bien podrían considerarse célebres y que la escritora soltó (tal vez pensando demasiado, tal vez sin pensar). Cito algunas:

"En España no viajamos, vamos a comer" (sí, lo del turismo gastronómico está demasiado en auge, "y aquí, ¿qué plato típico hay?")

"Porque si la ciencia fuera imparcial, tendríamos buenos anticonceptivos" (olé xD)

"Yo es que hay veces que leo… y digo… ¿pero qué me estás contando…? Todo palabras rarísimas…" (vamos, totalmente de acuerdo, la literatura no debería ser un torturador de mentes, debería ser simple y muchas veces, enviar su mensaje sin necesidad de florituras)

"Porque no nos engañemos: lo de las notas [a pie de página]son un coñazo" (qué Dios, digo, ¡que el King's College London te oiga!)

"Y en los hospitales de Londres había carteles que ponían: ¡Padres, no abandonéis a vuestros hijos, visitadlos!" (pobres criaturas recién nacidas y que sus padres pasen de ellos... Por lo visto era lo que se llevaba aquí en los 70)

"Escribí mi libro en primera persona porque la literatura de viajes es así" - Bueno, Cela escribía en tercera persona (contesta la profesora) - "Ya… Pero Cela… ejem, ñuñuñu..."(al margen de si la literatura de viajes se ha de escribir o no en primera persona... Sí, Cela puede llegar a ser un truño, jaja)

"Y la gente se quería ir a la Luna… A la luna ¿para qué…? Si no hay mercados, ¡no hay fiestas!" (¡ya te digo! Quien la diseñó no tenía nada de instinto comercial...)
Al margen de ésto, también podría contar que ayer tuve uno de los días más productivos en mi corta vida aquí en London, porque me animé a ir con De Pablos a los ordenadores de la biblio para así poder continuar escribiendo mi essay (hoy creo que me quedo en casita trabajando, por pereza más que nada), y que haré lo posible para poder ir mañana a la fiesta Erasmus en el Ruby Blue en Leicester, que se celebra con motivo del final del semestre. Es verdaderamente insólita la posibilidad de asistir aquí en Londres a una fiesta de categoría Erasmus; como comentaba en la paellada con Leonardo, un chico italiano, los Erasmus somos uno más aquí en Londres. No tenemos ni las desventajas, ni tampoco los beneficios de ser estudiantes de intercambio; si existe una visión preconcebida y falsa de lo que es ser Erasmus, aquí se cumple de lleno. En definitiva, Londres se le queda grande a alguien como nosotros. Pero eso no quita que disfrutemos de nuestra experiencia.

Si me lo permitís, me voy al Wasabi de Waterloo a por algo de papeo y me recluiré en mi kelly hasta que avance un poco más en mi coursework (acabo de releer esta frase y...¡tela!).

See ya!

11 mar 2010

El blog del drama, tercera parte.


Necesito desahogarme. Supongo que si las cosas duelen, es porque son reales. Pero a veces dudo de que alguien así pueda ser real. Fue una agradable sorpresa la suya, desde luego, teniendo en cuenta que había tenido mi pequeño bajón anímico unas semanas antes. Ahora estoy muy triste por el vacío que desde ya he decidido ir asimilando, pero también muy agradecida por que me haya venido a visitar.

Estoy muy liada, tengo trabajos pendientes, y ésto ha ralentizado bastante mi actividad académica, sin tener en cuenta que pronto tengo otra visitilla. Pero no cambiaría por nada del mundo cada beso, cada malentendido, cada pique, cada mirada, cada sello que me han puesto en el nero caffé (que por cierto, ¡el próximo hot chocolate Milano será gratis!), cada paseo sin rumbo y en definitiva, cada instante pasado con él. Desde luego Londres ha sido el entorno ideal para encontrarnos a gusto el uno con el otro, ¡y eso que es dificil a veces compartir tanto tiempo seguido juntos! ¡Más teniendo en cuenta la clase de habitación en la que vivo aquí (que por si no lo había descrito antes, es un cuchitril con una cabinita a la que llaman "baño" y que tiene una moqueta que no me atrevo a pisar descalza - estos ingleses y sus moquetas...-, por lo demás, es aceptable)!

No ha sido una semana en la que haya visto mucho más de Londres, aunque he vuelto de compras a Oxford Street y a visitar Greenwich (en cuyo viaje de ida el conductor del 188 intentó matarnos estampándose contra una valla). También tuvimos un intento frustrado de asistir a una Silent Disco en el Barbican, aventura que, si bien fue un absoluto fiasco, sirvió para que nos juntáramos unos cuantos amigos.

Hoy, a la vuelta de la Coach Station tras dejar allí parte de mis alegrías, me negué a volver a tomar el metro. Tomé el 507 a Waterloo y aproveché para mirar algo del paisaje: calles en las que no me fijo tanto, colegios, la fachada de channel 4 con el cuatro hecho con paraguas; pasé a través de Lambeth Bridge y pude observar desde allí unos jardincillos, el big ben y el parlamento, con su banderita del UK hondeando a lo alto (parece mentira que a veces se me olvide dónde estoy y que cosas como esa me lo recuerden). En el último tramo, ya perdida entre las calles cercanas a mi destino, se encuentra el Lambert Palace y el St Thomas' Hospital (qué bonitos recuerdos, ¿eh?), y finalmente se llega a Waterloo Station, desde una perspectiva a la que no estoy acostumbrada y me da muestra de su gran tamaño.

Ahora debería de tocar un poco de aislamiento del mundo durante los próximos días, cosa que no contribuye positivamente a mi estado de ánimo, pero es lo que hay. De todas formas me acabo de dar cuenta de que aún me queda un poco de Häagen Dazs en el congelador, así que en caso de emergecia podré hincarle el diente (¡gracias pequeño por no haber acabado con él!). También es posible que acabe saliendo de éste agujero en algún momento, ¡ya que por mucho que quiera no puedo vivir encerrada!

No querría ponerme sentimentaloide (aunque oops, creo que ya lo he hecho), pero la verdad es que no me hace ninguna gracia que ya falte poco para que empiece a oscurecer. Una habitación oscura, en silencio y medio vacía (nunca mejor dicho) no es buena acompañante de alguien como yo. No después de unos días así.

Te echaré de menos.