¡No sé cómo he tardado tanto en escribir de nuevo aquí! Asumo que es por la falta de tiempo en las tierras inglesas. ¡Desde el momento en el que pisé Londres no he tenido un solo instante de serenidad!
Nada más llegar a Heathrow sabía que ya no estaba bajo las alas familiares, si no que me encontraba en un país distinto, extremadamente cosmopolita, y un tanto lejos de mi hogar. Sin embargo, darme cuenta de eso no fue del todo demoledor. Ya a la salida del aeropuerto, me sentí como un personaje más de una de mis películas favoritas, Love Actually. Puede resultar ridículo, pero desde aquel preciso instante no puedo quitarme de la cabeza la canción de los Wet Wet Wet...
No tardé en llegar a mi residencia en taxi. Respecto a eso, no puedo quejarme en absoluto. Stamford Street Apartments es un conjunto de apartamentos situado en pleno centro de Londres, inmejorablemente situado. En cuanto dejé mis bártulos repartidos por la que será mi habitación durante el curso, no tardé en hacer migas con un muchacho inglés. Me sorprendí a mi misma hablando con considerable fluidez, aunque he de decir que de mí tal vez se podría esperar más: soy estudiante de filología inglesa.
Ser un erasmus es, como nos dijo ayer el Vice-Principal del King's College London, "a burocratic nightmare", y es una mayor pesadilla aún en Inglaterra, debió haber añadido. Aún no he terminado con los papeleos que tengo por hacer, pero espero hacerlo pronto. Como bien me advirtió mi compañera, la que el año pasado pasó por aquí: "estas cosas se olvidan en cuanto queden hechas, y te quedarás con lo bueno".
Quedan muchas cosas en el tintero pendientes de ver la luz, pero creo que por hoy ha sido suficiente. Sólo quisiera añadir que a pesar de lo movidos que están siendo estos primeros días aquí en Londres, tengo un pequeño vacío aquí dentro que sólo ciertas personas podrán llenar siempre. Espero volveros a ver pronto.
Un beso
23 sept 2009
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